Título alternativo: “Nosce te ipsum“.
Llevo una temporada con un ciclo de alibajos anímicos de periodicidad T=5 con una variacion de más-menos dos días (que se note que soy teleco, que puñeta ). No me preocupa demasiado porque soy consciente de ello.
Me explico: En la parte alta del ciclo estoy eufórico. Me puedo comer al mundo. Todos mis proyectos van estupendamente, mis planes van a ejecutarse a la perfección e incluso la peor hipótesis posible no arroja un resultado nada despreciable. Que corra el vino. Es bonito estar en la parte alta del ciclo, pero también muy peligroso: Las cosas nunca suelen ser tan fáciles en la vida real. Corolario: No tomar grandes decisiones económicas o personales en la parte alta del ciclo. Aprovechar para tomar las tareas que exigen más esfuerzos. Incluir todo lo que implique relaciones interpersonales (el entusiasmo se contagia).
En la parte media del ciclo soy consciente que voy de bajada. Eso actúa como una especie de resaca de la euforía anterior. La sensación es la de estar en lo alto de una montaña rusa a punto de bajar. Precaución. Corolario: Si hay cosas importantes que hacer, mejor hacerlas ahora que no mañana, que puede que no tenga ganas ningunas. Buen momento para la toma de decisiones que requieran cierta cautela.
La parte baja del ciclo no es tan mala como su nombre indica: Por ahora no me ha dado por beber por las mañanas y dormir la mona en la acera . Pero soy más pesimista, y tengo menos ganas de hacer las cosas. Todos los riesgos van a consumarse y ninguna de las estrategias de contención va a funcionar. De los 85 proyectos que tengo apuntados (dato verídico) ninguno va a salir adelante. Corolario: Vease la parte alta del ciclo en lo que respecta a toma de decisiones. Acometer las tareas más rutinarias y/o que me permitan evadirme durante horas (la programación PHP/SQL es fantástica para eso). Complementar la jornada con un extra de gimnasio, moto y chocolate .
Y luego viene de nuevo una parte media pero con pendiente positiva. Este es un buen momento para la toma de decisiones que requieran tomar un cierto riesgo calculado.
Corolario final: Conócete a ti mismo. Permite cierta holgura en la asignación de tus tareas para que puedas adecuarlas a tu estado anímico del momento. Dedica algo de tiempo a primera hora de la mañana para organizar tus tareas teniendo esto en cuenta. Haz exámen de conciencia y evalua como te encuentras cada día.
Por cierto, que curiosamente he descubierto hoy ConGestion, un jóven blog dedicado a la gestión y la carrera profesional al que aprovecho para saludar y que, curiosamente, incluye hoy un artículo sobre administración de los momentos de estrés. Juro que el mío estaba ya pensado . Ah, puede ser un buen momento para releer la guía para la gestión del estrés.
Se agradece el comentario. La gente suele creer que un emprendedor es alguien siempre motivado y que confía plenamente en sus capacidades y proyectos. También suelen haber momentos jodidos (recibir facturas, ver como se retrasan los proyectos, clientes que deciden no serlo cuando estás preparando los contratos…)
Afortunadamente, a largo plazo la balanza es positiva
Es cierto que cuando se emprende hay momentos bajos. Lo bueno es que ayudan a valorar más las satisfacciones que te da el proyecto.
Bueno, desgraciadamente todo esto entra dentro de el roll de la “soledad del jefe”.
De todos modos, si te da por beber y vas a dormir en la acera (como por ejemplo la de …… “un pueblo de una zona costera”), avisa, que quizás mires hacia un lado y veas que un amigo te acompaña.
Un abrazo.
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