Pues sí. Ayer tuve la alegría de reencontrar a un viejo conocido de los tiempos en los que estudiábamos (es un decir ) en la Escuela de Ingenieros de Sevilla, y que ha hecho realidad aquello de los tres tíos en un garaje (solo que en España eso del garaje se suele convertir en un piso, como decía Paul Graham. Una start-up con todas las letras. A world-class organization where english is the preferred language at the office, most customers are abroad, recruiting is an international task and answering skype calls at 2:00 AM is something they face dayly. Wow-baby. No tengo permiso para dar más detalle (fundamentalmente porque no lo he pedido), pero la verdad es que cosas así lo reconcilian a uno con el duro camino de emprender.
La mayoría de nuestra conversación se centró en dos aspectos sobre los que, curiosamente, ya he venido escribiendo en varias ocasiones. El primero es relativo a la escasez de profesionales preparados y con ganas. En sus propias palabras, “es que ni siquiera encuentro gente que sepa construir una frase con sujeto, verbo y predicado. No se trata solo de saber programar muy bien, eso luego hay que explicárselo a los clientes, hay que dialogar con ellos y entender sus necesidades, hay que comunicarse con el equipo…“. Al fin y al cabo, lo mismo que decía yo hace pocos días: que si encuentras uno que sepa escribir, lo contrates de inmediato. En aquel momento no me refería precisamente a que supieran realizar la O con un canuto, sino a que tuviera unas mínimas aptitudes de comunicación (algo que, según el PMI, es a lo que debería dedicar el 90% de su tiempo un Jefe de Proyecto). Al final, ellos están reclutando gente de Polonia, Bélgica, Estados Unidos… Tipicamente estudiantes que vinieron a pasar una temporada y posteriormente deciden que quieren volver (de nuevo en sus palabras, en su proceso de reclutamiento siempre suele haber “alguna mujer involucrada” ).
El segundo tema es la situación del mercado de las TIC en Andalucía y su excesiva dependencia del gran cliente de referencia por estos lares: La Junta. Como muchos emprendedores que conozco, es escéptico respecto a las subvenciones y las intenciones de crear un Silicon Valley en Málaga. Demasiadas empresas que piden una subvención para crear la empresa, una subvención para ubicarse en una incubadora, una subvención para contratar personal, una subvención para desarrollar un prototipo, una subvención para realizar un proyecto de investigación… Y al final tenemos empresas cuyo único fin es cazar subvenciones, y sin ellas no tienen un plan de negocio que se sostenga. Otro problema derivado de la mayoría del trabajo que orbita en torno a la Junta (digo la Junta pero podría hablar en general del mercado de la Administración) es la excesiva particularización y pocas posibilidades de recurrencia. Es decir: vale, pillas un contrato jugoso para desarrollar (pongamos) un software de receta electrónica para el Servicio Andaluz de Salud. ¿Cuantas ventas vas a poder realizar de ese software una vez terminado? Es más: ¿tendrás los derechos sobre el mismo para poder comercializarlo? El modelo de negocio de esta persona se basa en la recurrencia: desarrollar un software que puedan vender muchas veces, a muchos clientes distintos. Eso es dificil de conseguir si tu cliente de referencia es la Administración.
Y muchas más cosas: repasamos la lista de varios colegas de indudable talento que se han ido saliendo poco a poco de la línea de fuego empresarial y han optado por preparar unas oposiciones (un caso flagrante que conocí ayer es el de un programador excepcional, que ha participado en algunos proyectos internacionales de éxito rotundo, que ha decido preparar unas oposiciones a un puesto en el Ayuntamiento). Comentamos el pueblerino concepto de las distancias que tenemos en España respecto a nuestra competencia internacional. Porfiamos sobre las subvenciones procedentes de fondos europeos que, durante décadas, se han venido gastando en Mercedes, gambas y pisos en la playa. Y me quedo con una frase magnífica: “Sooner or later, reality will catch-up” (en la conversación había personas que casi no hablaban español, así que estuvimos charlando en inglés).
Por cierto, me recomendó el libro “The World is Flat“. Me lo voy a trincar ya mismo de Amazon, pero acepto otros comentarios sobre el mismo…
Me lo pasé como un enano. ¿Se nota?
Que alegría da leer que existen experiencias como las de esa empresa. Espero que tengan suerte y puedas contarnos alguna vez toda su historia.
La Tierra es Plana es una lectura muy recomendable (también está en español).
El mundo ha cambiado y Thomas Friedman explica de una forma amena y clara de qué forma y en qué medida. Creo que es una lectura que merece mucho la pena. A mi particularmente me ha ayudado a poner en contexto muchas cosas de mi vida diaria que ya sabía o había notado.
Se lo recomiendo a todos aquellos que creen que la globalización consiste sólo en asiáticos que trabajan barato y se llevan las fábricas. Trabajo en una de las grandes empresas citadas en el libro, he podido asistir a charlas de algunos de los personajes entrevistados por el autor, y colaboro y compito cada día más con esas empresas indias y chinas que parecen tan lejanas. Creo que la gente no es consciente de lo que se nos viene encima, ni de lo mucho que va a tener que esforzarse para sobrevivir en este nuevo mundo en el que hay tanta gente con talento y medios.
Una frase para recordar: “Cuando en china eres uno entre un millón, debes recordar que hay 1.600 como tu”. Nosotros deberíamos recordarlo también.
Nos leemos,
Hay un charla muy interesante de Friedman sobre el libro en el MIT. Hablé de ella en la entrada: The World is Flat.
Si quereís buenos profesionales que le echan ganas y con grandes aptitudes de gestión y comunicación, veniros a Uruguay y seguro que os los llevais
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The World is Flat es un ladrillo, si es plano es porque ese ladrillo lo ha aplanado… Ahora en serio, es mucho mejor que te compres el Executive Summary del mismo, tardarás una centésima parte del tiempo en leerlo, los conceptos son los mismos, y una vez comprendidos se acabó el misterio. Lo malo, pierdes muchos ejemplos que ilustran (innecesario) y estimulan la imaginación (interesante). Lo bueno, ahorras mucho tiempo y te ahorras leer todas las flores que se echa el autor.
Yo me compré el audiolibro.