Se me ha ocurrido escribir un artículo sobre la zona de confort y…
Venga, vale, fin de la broma. Ya imagino que todos los que leeis este blog estáis suscritos a Raul (y si no, ya tardáis, torpedos). Me ha gustado mucho lo que cuenta sobre la zona de confort: el conjunto de creencias, hábitos, paradigmas y conceptos a los que nos acostumbramos y fuera de los cuales comenzamos a sentirnos incómodos. Entronca mucho con el terrorífico fenómeno de disonancia cognitiva (o cognoscitiva, según la literatura) y el efecto paradigma, de los que ya he hablado en alguna ocasión.
El cachondo de Raul dice que él es de la zona de confort. Y lo dice después de dejar el mundo de las grandes consultoras para dedicarse a bloguear, y dejar lo de bloguear (al menos en su faceta de consultoría y servicio a empresas) para dedicarse a reflexionar sobre su trayectoria profesional. Un confort de que te cagas, vaya. Raul es un valiente, un heroe corporativo, pero también es un tio humilde, lo cual le honra.
¿Cual es mi zona de confort? No sabría definirla bien, pero sí conozco alguna de sus fronteras. La más imperiosa para mi es la de aporrear puertas. Hasta ahora el crecimiento empresarial (y profesional, ya que estamos) se está realizando de una forma muy reactiva, y tengo que ponerme las pilas con la faceta comercial e ir abriendo nuevas líneas de colaboración. Como dije ya en su día, la parte comercial es la que llevo más flojita, y en vez de ponerme las pilas con ella como me propuse en su día lo que he hecho ha sido acomodarme en la zona de confort de los clientes que ya me conocen, confían en mi y con los que previsiblemente seguirán habiendo líneas de colaboración en el futuro.
Así que ya tengo buenos propósitos para año nuevo, y espero que no se queden en eso.
¿Cuál es vuestra zona de confort? ¿Con qué limita?
Gracias por tu consideración, Ángel. Pero insisto, creo que mis decisiones, correctamente analizadas, dejan traslucir ese “buscar tablas”, alejarme de lo que me incomoda y buscar terrenos cómodos (para mí; igual lo que yo he hecho le resultaría tremendamente incómodo a otra persona)
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