[…]
Sí, creo en las purgas de mediocres. Qué pasa. Creo que los que sólo se preocupan por salvar el culo lo tienen ahora mucho más difícil, y eso me hace muy pero que muy feliz. Me alegra tanto, porque también me jode de manera desmesurada ver que a veces -como también se dice de los difuntos- son los buenos los que se van.[…]
Pero lo que más me interesa de estar realmente jodidos es la cantidad de oportunidades que, sin querer, empiezan a desfilar por delante de nuestra manifiesta incapacidad para verlas venir.
Cuando las normas de antes ya no valen, el riesgo ya no se tiene, en el riesgo se está. Cuando todas las previsiones provocan poco más que risa floja, atreverse no es una opción, sino gerundio. Y esa combinación, dicen los entendidos, es el abono perfecto para las buenas ideas.
Por eso, quiero acabar con un cariñoso mensaje dedicado a todos los lameculos que siguen lloriqueando para que otro les saque las castañas del fuego.
Tres palabras: no hay otro.
Tres más: jamás lo hubo.”
Artículo de Risto Mejide en ADN.es. De pasta boniato me he quedado. Las acciones de Mejide acaban de subir cien enteros en mi bolsa particular.
Gracias a Xavi por el enlace.
+1
Sólo un pero, creo que las formas también son importantes, y al Sr. Mejide le pierden las formas, aunque deba reconocer que si no fuera por ellas nadie le haría ni p**o caso.
El Sr. Mejide es uno de los pocos casos documentados de vida inteligente en la tele pública.
Me alegro que siga provocando y haciendo pensar.
El problema es que en muchos casos sí hay otro: las ayudas sociales cronificadas, en muchos casos, y la administracion ofreciendo puestos de trabajo que hace que millones de personas estén pendientes de este tipo de empleos antes que de emprender o de profesionalizarse realmente.
Así que, sí, hay otro que saca las castañas del fuego y/o hace que mucha gente esté pendiente de que se las saquen, aunque no ocurra en la mayoría de los casos, como son los que dedicaron esfuerzos a preparar oposiciones y nunca las sacaron.
Pingback: El Bar de Yoriento, un 1 de febrero: enlaces y blogs de la semana (441) | Yoriento
Probablemente el otro no existe. Así que deja de lloriquear y comienza a pensar por tu cuenta.
ummmmm!
Excelente!!!
Me temo otro ataque político… empezar a crear puestos ficticios en la administración pública para mejorar los índices de paro…
Lo peor aún está por llegar
Dicen que donde la gente ve problemas, los emprendedores ven oportunidades.
Ciertamente, ahora las oportunidades serán muchas, porque los problemas los muy gordos.
Pero el shock pos-traumático podría ser brutal.
Los japoneses tardaron 10 años en recuperarse del castañazo de mediados de los noventa (la década perdida la llaman, de 1995 a 2005).
Risto es agudo, la clase de tipo que te puede caer bien o mal, pero nunca indiferente.
Pero esta vez discrepo y creo que Risto se equivoca: los que sólo se preocupan por salvar el culo, serán los primeros en salvar el culo.
A los hechos me remito: salvarán el culo los políticos y los bancos, y esa categoría de lameculos (como los llama Risto) que siempre sale a flote de todos los EREs de las empresas.
Y al que se haga el héroe, lo convertirán en un bocadillo de carne picada con la primera salva de artillería.
La única solución sería algo a la francesa: poner un cadalso en la plaza y hacer una lista de responsables de lo sucedido, pero, claro, eso ya no se lleva…
Espero creer siempre, que tu personalidad ficticia sólo sea intencionada con el fin de tomar ejemplo por televisión y más fácilmente de que lo NO se debe hacer con el ser humano.
De lo contrario, degradante. Simple y sencillo.
Ahora sí, una cuestión he de reconocer, me inspiras curiosidad, y ciertamente, me encantaría leerme tu libro, debe de ser increíblemente didáctico. Pero, ¿sabes que? Vivan los lameculos que compran ediciones tuyas y se esconden tras la lavadora para leerlas. Yo no doy ni un duro a cínicos.
Alba, este no es el blog de Risto Mejide. Estoy convencido de que lo tienes y lo podrás encontrar por Google, pero por favor, no le mandes mensajes desagradables a través del mío.
Pingback: Risto Mejide y los meneamelienses