No recuerdo quién decía hace poco en algún evento “bloguero” que, si preguntásemos a nuestro alrededor, nos sorprendería ver cuánta gente mantiene un blog más o menos público. La realidad es que da igual que personajes de la vida pública (ministros, alcaldes), altos directivos, empresarios o gurús mantengan blogs: seguimos sintiendo un cierto pudor a publicitar nuestra actividad bloguera entre conocidos y compañeros, quizás con el temor de que muchos de ellos nos miren con cara de “¿y para qué haces eso?“, “¿y qué tienes tú que decir?” o el consabido “¿y de dónde sacas tiempo?” . En mi caso concreto, la gran mayoría de mis conocidos más cercanos desconocen la existencia del blog (o eso creo yo), y desde luego no me ha dado por publicitarlo entre ellos.
Todo esto viene a cuento de que hoy he repartido por primera vez una tarjeta del blog a un cliente, por lo que con cierta probabilidad acabará pasándo por aquí. Aunque se trata de una persona con la que ya he tenido mucho contacto profesional y personal a lo largo de los años, no he dejado de sentir esta sensación de pudor, y es que más allá de los temores que comentaba en el anterior párrafo, creo que un blog no deja de ser nunca algo muy personal y muy íntimo, incluso para los que nos dedicamos a charlar sobre temas tan prosáicos como la gestión de proyectos, internet o el emprendizaje.
En realidad, he decidido aplicarme el mismo cuento que en su día defendí sobre la publicación del curriculum on-line: ¿es que debemos avergonzarnos de algo? Porque si fuera así, ni siquiera deberíamos plantearnos lo del blog a menos que disfrutásemos morbosamente de un cierto exhibicionismo… Quiero pensar que no es el caso .
A mi me pasó durante un tiempo de hecho en un año no tenía sólo para mi… luego lo empecé a contar pero no a los cercanos, sino a otros blogger, y ahora lo sabe todo el mundo. Al final pensé lo mismo, si lo hago que lo vean.
Siempre y cuando no se viertan opiniones en terrenos polémicos (por ejemplo, política) o no se hable de experiencias demasiado personales (recalco el “demasiado”, por que creo que no está mal hablar un poco de ti mismo), creo que no hay ningún problema en que tus clientes sepan que tienes un blog.
A mi en un par de ocasiones me ha ayudado a descubrir aficiones en común (por ejemplo, buceo) con un cliente o partner.
Además cada vez es más común googlear el nombre de tus contactos…
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