Innovación

A ver si nos enteramos, señores: la innovación no es algo que simplemente ocurre, como la venta no es algo que simplemente ocurra, o la facturación, la limpieza de la oficina o la formación. La innovación, señores, es un proceso más de la empresa y como tal debe ser gestionado. Me encuentro con demasiada frecuencia con empresas en las que el concepto de “innovación” consiste en decirle a los empleados que deben ser creativos e innovadores y luego abrir un buzón de sugerencias o una intranet que languidece y duerme el sueño de las herramientas en las que se puso demasiada fe. Porque esa es otra, señores, ya esta bien de poner tanta fé en las herramientas. “Necesito una herramienta para implantar Scrum”, leía hace poco en un foro. “Recomiéndame una herramienta para gestionar mi tiempo”, me pedía hace tiempo un compañero. Que no es eso, señores. Que no.

En General Electric, por poner un ejemplo, tienen un evento llamado GE Workout, en el que mandan a 30, 40 o 50 trabajadores fuera de la empresa tres días: nada de trabajo, nada de correo, nada de teléfonos móviles. Durante esos tres días, los trabajadores piensan en formas de hacer mejor su trabajo, producir mejores resultados o introducir mejoras en los productos, y compilan una lista con todas las sugerencias. El compromiso de GE es que en 48 horas un ejecutivo revisará la lista de propuestas y aprobará una serie de ellas (no todas). Y a partir de ahí se espera que sea el propio equipo de trabajo el que implemente dichas mejoras (que esa es otra: proponer está muy bien, pero luego hay que estudiar, aprobar e implementar…¿Váis viendo como sí que es un proceso?).

En Toyota, el templo del Kaizen (mejora continua), cuentan que Taiichi Ohno increpó un día a un responsable de zona porque los estándares que tenía colgados bien visibles (otra de las prácticas magníficas de Toyota) habían amarilleado con el tiempo. Ohno le dijo “es usted un ladrón: usted roba su sueldo todos los meses. Su trabajo es mejorar los estándares constantemente, y estos estándares tienen por lo menos un año y medio. ¿Para qué le pagamos a usted?“. De hecho, la gente que empieza a leer sobre el sistema de gestión del talento en Toyota y el tremendo foco que hay en cuidar, formar y delegar en los empleados y en los equipos de trabajo pueden formarse una imagen equivocada del Taiichi-San: por lo visto era un ogro de cuidado. Pero tenía las cosas muy claras.

En 3M todos los empleados tienen un 15% de tiempo para dedicarlo a proyectos de investigación y desarrollo, tengan que ver con su area de competencia o no. Todos los empleados, desde el CEO hasta el conserje. Todas las ideas son bienvenidas, y nunca se coharta la creatividad de nadie con comentarios tipo “menuda chorrada” o “nosotros no hacemos eso”. En Google, si no recuerdo mal, hay un 20% de tiempo para proyectos “personales”, ya sean un blog, una web, una nueva aplicación… Tened en cuenta, jefes tiranos del mundo, que el cerebro humano estándar no tienen más de seis horas realmente productivas al día cuando hablamos de tecnologías de la información (programación, creatividad) y no de apretar tuercas. Así que nada de llevarse las manos a la cabeza: vuestros empleados probablemente ya están dedicando esas una o dos horas al día a temas personales (messenger, web, correos electrónicos, café con los compañeros…). Y perseguir un 100% de productividad es inutil y dañino, como os contará cualquier administrador de servidores. Por encima del 80%, solemos entrar en trashing, algo de lo que hablaré otro día, pero que podemos resumir como abarcar mucho y apretar poco.

Así que ya sabéis: si queréis innovar y competir en el mundo 3.0 que se nos viene encima, es mejor que empecéis a pensar en cómo vais a institucionalizar un proceso de innovación en vuestra empresa. Por supuesto, podéis buscar quién os eche una mano… O:-)

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Me sale a pagar…

Vaya tela con lo de ser empresario… :-(

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Tapar

Vaya. Que ocupado estoy y que poco escribo. Fin del apartado apologético. :twisted:

Escuchaba esta mañana en la radio de un taxi (uno de mis pocos contactos con la realidad cotidiana últimamente) que en Madrid, en un hospital, hay un pollo montado a cuentas de una colonia de bacterias asesinas en la UCI que se han llevado por delante a varias decenas de enfermos. Los profesionales sanitarios consultados han dicho que llevan meses denunciando esta situación ante los correspondiente órganos competentes del hospital y de la administración sanitaria y que no han recibido respuesta alguna a sus quejas.

Es más, me atrevo a postular que más que no recibir respuesta lo que han recibido ha sido la directriz de taparlo todo. Que no se sepa. Que no salga “la mierda”, que es el término técnico al que recurren habitualmente las empresas cuando se refieren a los problemas que no se solucionan. Lo juro, en casi todas las empresas por las que he pasado he llegado a escuchar lo de “que no salga la mierda a la luz”. O yo he tenido muy poca suerte, o esto ya es cultural.

Curiosamente, cuando uno estudia empresas excelentes, en el sentido de la búsqueda continua de la excelencia, se encuentra con que, instaurada en la cima de los principios, prácticas y valores corporativos, se encuentra la confianza absoluta en los equipos de trabajo y en su habilidad para resolver los problemas al ser los que mejor conocen el trabajo que desempeñan, así como la instauración de un proceso constante e inexorable que saque a la luz los problemas, no con ánimo de buscar culpables y cortar cabezas, sino con el objetivo de analizar las causas raices y proponer las líneas de acción que se encaminen a la erradicación permanente de dicho problema. Al fin y al cabo, el Kaizen, la mejora continua, no deja de ser simplemente eso: exorcizar demonios, para lo cuál lo primero es, como sabe todo buen exorcista, jugador de rol o aficionado a la literatura gótico-fantástica, nombrarlos.

Sin embargo, cuando nos dedicamos a “tapar la mierda”, el conjunto de valores y mensajes que estamos transmitiendo no ya a los empleados en cuestión, sino a toda la organización, es brutal. No te preocupes de estas cosas. Tu a lo tuyo. No valoramos tus sugerencias. No toques las narices. No te dediques a chinchar y señalar problemas. Estas cosas son así y punto. Siempre han sido así. No hay soluciones.

A corto plazo “tapamos la mierda”. Pero a la larga, este tipo de estrategias solo tienen consecuencias negativas. Al final las cosas salen, y magnificadas. Encima se sabe que los problemas eran conocidos pero no se ha hecho nada por solucionarlos. Y por el camino nos hemos cargado la confianza en las personas y la cultura corporativa. Sin contar con las pérdidas potenciales por las mejoras que no se instauraron en su momento y que llevarían tiempo cundiendo. Comentaba antes lo de las empresas excelentes, pensando precisamente en el Kaizen, la mejora continua nacida en el seno de Toyota. Pues bien, otro de los principios básicos de estas empresas es el foco constante en el largo plazo, incluso a costa de pérdidas en el corto. Otra de las cosas que no hemos interiorizado aun en según qué empresas y según qué entornos.

Y luego a estas organizaciones se les pide que instauren un proceso de innovación (porque, a ver si nos enteramos de una vez en este país, la innovación es un proceso y como tal debe ser gestionado) todo lo que se les ocurre es poner un “buzón de sugerencias” o hacer “concursos de ideas”. Pero a ver quién tiene ideas cuando, durante añós y de forma sistemática, nos hemos dedicado a machacar a todos los que han apuntado un área de mejora (buen principio para la innovación, por ejemplo). Y es que la cultura se acaba comiendo con patatas cualquier estrategia. Así nos luce.

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Pair PowerPointing

Hace unos días estuve preparando una presentación para el kick-off de un proyecto en el que colaboro con otra empresa. Faltaban tres horas para la reunión y aun no había terminado, así que el jefe de proyecto de esta empresa y yo nos sentamos ante el portatil y le dimos los toques finales a la presentación entre los dos.

Pues bien, no solo produjimos la que a mi juicio es una de las mejores presentaciones que he realizado hasta la fecha, sino que ambos aprendimos varias cosas sobre cómo realizar un power-point. Hoy mismo estoy haciendo otro y me he sorprendido utilizando intensivamente un par de herramientas y consejos que hasta ahora no había tenido en cuenta.

Al fin y al cabo, lo que estuvimos haciendo es el equivalente a la práctica de programación por parejas que describe XP (programación extrema) y, efectivamente, lejos de ser un desperdicio por tener a dos personas haciendo lo que en teoría podría hacer una, la inversión en calidad que supone tener cuatro ojos y dos cerebros revisando lo que se hace realmente paga cuando se revisa la visión global del proyecto. Item mas: el nivel de conocimiento del equipo aumenta drásticamente, ya que se produce una transferencia de mejores prácticas de forma natural.

A los que todavía no hayáis introducido prácticas de pair programming en vuestros equipos ágiles, os animo realmente a que empecéis a hacer algún experimento, porque estoy seguro de que si lo implementáis correctamente los resultados os van a sorprender mucho más allá de lo que pensáis.

actualización: me doy cuenta de que todavía no he referenciado en el sitio las estupendas “death by powerpoint” y “how to: visual effects in power-point”.

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Pastafaris en los hospitales

Por una vez y sin que sirva de precedente, me salgo totalmente de la temática del blog para atender los dictados de mi fé:

(vía First Church of the Spaguetti Monster in Spain, FSMS)

viernes 25 de abril de 2008

Pastafaris en los Comités Éticos de los Hospitales.

Carta Abierta a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Dña. Esperanza Aguirre, Monseñor Rouco Varela y la Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid:

Estimada Presidenta, estimado Monseñor, estimado Consejero:

Aunque parece que el acuerdo alcanzado entre la Comunidad de Madrid y la Conferencia Espiscopal tan solo es la reafirmación de un acuerdo anterior firmado entre ambas partes cuando Gallardón era presidente de la Comunidad, la magnitud mediática que ha alcanzado dicho acuerdo nos ha abierto los ojos y, como iglesia en proceso de formación y registro en España, queremos ser partícipes en algo tan importante como un Comité Ético de un Hospital público.

La Iglesia del Monstruo Volador de Espagueti supera las 5.000 adhesiones ya en España.

Al igual que la Iglesia Católica, creemos en seres invisibles que marcan nuestros designios, creemos en el Diseño Inteligente ya que todos hemos sido creados hace pocos miles de años, y que todas las evidencias que «erróneamente» apoyan la evolución han sido «plantadas» intencionadamente por nuestro Creador, el Monstruo Volador de Espagueti, con el objeto de poner a prueba la fe de sus fieles.

Sentado este precedente de similitud ideológico, nuestra propuesta pasa por ofrecer la colaboración desinteresada en estos Cómites Éticos de nuestros Pastafaris, auténticos difusores de la Palabra del MVE.

A diferencia de otras religiones, nuestros guías espirituales son médicos, abogados y científicos en general altamente cualificados para formar parte de ese Comité Ético, en el que sabemos que podrán opinar, sin imponer su criterio, pero esperamos que al menos haga pensar a los médicos lo suficiente como para no permitir que un paciente sufra dolor por no se que leches que cuenta el dios pagano de los Católicos.

No haremos juicios de valor sobre si una muchacha forzada debe o no abortar si no ha denunciado el hecho… la dejaremos decidir a ella, porque es su vida y su futuro el que está en juego.

Tampoco sobre reanimar o no a un niño con malformaciones, deben de ser sus padres los que valoren si van a ser capaces de ofrecer una vida digna y sin sufrimiento al niño.

Igual le parece que somos una panda de escépticos o que hacemos una pantomima de la religión… sentimos que piense eso de nuestras creencias, pero seguimos a rajatabla los 8 “Realmente Preferiría Que no” legados por su tallarinesca santidad y eso nos obliga a ofrecernos para ayudar a los enfermos y a ofrecer a su Ilustrísima Presidenta guía espiritual en estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo.

Por ello le rogamos que se ponga en contacto con nosotros o acceda a recibir a nuestro comité de sabios para establecer las bases de un concordato acorde a nuestras capacidades intelectuales.

Que el Monstruo Volador de Espagueti y el poder de sus carbohidratos complejos les guíe por el buen camino.

Más info: http://www.joserodriguez.info/bloc/?p=233

RAmén.

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By their very nature financial analysts tend to be defensive, conservative, and pessimistic. On the other side guys in sales and marketing are aggressive, speculative, and optimistic. They’re saying let’s do it, while the bean counters are cautioning why you shouldn’t. If the bean counters are too weak, the company will spend itself into bankruptcy. But, if they are too strong the company would not meet the market or stay competitive. In a company you need both sides of the equation.

Lee Iacocca, uno de los grandes de la industria del automovil. Extraido de su autobiografía, que ha vendido algo así como siete millones de ejemplares sólo en los EE.UU. Dice la Wikipedia que sólo la biblia y Juan Salvador Gaviota han vendido más, pero claro, eso debió ser antes de Harry Potter :-/

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Orcos a las puertas

Reflexionaba esta semana, junto con los jefes de proyecto de una de las empresas con las que estamos trabajando actualmente, respecto al problema histórico de comunicación entre las áreas de negocio y las áreas técnicas, tantas veces reflejadas, por ejemplo, en los chistes de Dilbert. Es un problema comprensible: las motivaciones muchas veces están enfrentadas (el área de negocio quiere más cosas en menos tiempo, el área de sistemas quiere más tiempo para dedicar a menos cosas) e incluso los lenguajes y el bagaje personal y profesional son tan difererentes que lo raro es que surja una buena comunicación.

Scrum, como sabéis, establece un artefacto (la pila de producto) que permite a la gente de negocio (Dueños de Producto) manejar a la gente técnica (Scrum Master y equipo). Sin embargo, uno de los problemas típicos que nos encontramos en las implantaciones de Scrum en las que trabajamos es el de involucrar a la gente de negocio en el proceso. La implantación de Scrum suele surgir por iniciativa de los técnicos, cosa rara si pensamos que la gente de negocio debería tener una formación y un foco más “humanista” y deberían haber sido los primeros que planteasen formas de colaborar y comunicarse con las áreas de producción (notese el matiz respecto a “áreas productivas”, que esas deberían ser todas, negocio y sistemas).

Al surgir desde el área técnica, las áreas de negocio tienden a veces a considerarlo “cosas de frikis” y pasar muy mucho del tema. Por eso nuestro enfoque de implantación conlleva muchas acciones dirigidas a las áreas de negocio. El objetivo final es que las áreas de negocio nombren un determinado número de Dueños de Producto que sean los que canalizacen y prioricen las peticiones de todos los interesados, clarificando al equipo lo que deben hacer en cada momento. Con eso evitamos también el bombardeo de peticiones “no oficiales” a las que típicamente se ven sometidos los equipos de desarrollo, peticiones cuya prioridad no está clara y que la mayor parte de las veces ni cuentan con una justificación de negocio sólida ni computan luego en la productividad del equipo, ya que se hacen “de tapadillo”.

Lamentablemente, el enfoque de envagelización y colaboración no siempre funciona, y los equipos de desarrollo se enfrentan a peticiones y negociaciones que les llueven por todas partes. Es como enfrentarse a un enemigo muy superior en número y recursos. ¿Y qué podemos hacer en una situación así?

Reflexionabamos sobre esto, como os decía, y tratando de explicar el enfoque que nosotros proponemos como siguiente nivel de presión hacia el cambio corporativo se me ocurrió la metáfora de los “orcos a las puertas”: La batalla del abismo de Helm.

Abismo de Helm

En la batalla del abismo de helm, los humanos se parapetan en un fortaleza que cuenta con un único punto de acceso: un estrecho puente que obliga a los miles de orcos que los asedian a formar casi de uno en uno, con lo que en las puertas de la fortaleza se monta lo que los KODT llaman una “conga de la muerte”, una estrategia perfecta para lidiar con un enemigo muy superior en número y que ya fue utilizada por los 300 espartanos en el paso de las termópilas.

¿En qué consistiría la estrategia “orcos a las puertas”? En primer lugar, en blindar el área de sistemas. Kniberg lo describe muy bien en su libro. Esto se puede hacer a un nivel organizativo o discilplinario, aleccionando a todo el mundo para que no atiendan peticiones de ningún tipo que no vengan del Dueño de Producto de Sistemas, o incluso físicamente, co-alocando a todo el equipo y dejando pocas vías por las que los extraños puedan acceder y pulular. Incluso sentar al Dueño de Producto de Sistemas al lado de la puerta para que actue como guardián del área.

El segundo paso es precisamente ese: nombrar a un Dueño de Producto de Sistemas encargado de lidiar con los orc…Digooo…Con la gente de negocio. Nada fácil, os lo aseguro. En la mayoría de los casos una estraegia pasivo-agresiva como esta suele acabar en el despacho del CEO, pero a veces es precisamente esto lo que hace falta. Por eso es también muy importante preparar documentación sobre todos los intentos previos que se hayan hecho para que el área de negocio asuma la responsabilidad y la competencia que le toca sobre la definición y priorización de los proyectos. Eso nos permitirá justificar el movimiento defensivo.

A veces lo que ocurre es que el área de negocio está encantada con tener un interlocutor único en sistemas, y la estrategia “orcos a las puertas” se convierte en una mejor práctica corporativa. Pues estupendo. De hecho, no se vive tan mal en el abismo de Helm, siempre que uno tenga un puesto calentito, dos buenas pantallas TFT y unas cuantas herramientas de desarrollo… ;-)

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Cosas curiosas que llevar en la mochila (The Agile Coach Toolkit)

Podéis considerarlo un meme si queréis, me encantaría cotillear en vuestras mochilas ;-)

  • Una barra de limpiador de gafas, muy util cuando uno se confunde y pinta con rotulador indeleble en una pizarra velleda (por cierto, ¿¿¿no os da mil patadas que la gente las llame pizarras villeda??? :-D :-D :-D )
  • Una navajita mulitusos (deshauciada desde que empecé a coger más aviones)
  • Cuaderno tamaño cuartilla
  • Post-its… Lot’sa post-its
  • Rotuladores, en sus variedades: marcador fluorescente, edding de escribir post-its, edding indeleble para papelógrafos, ikea para velledas (punta fina) y bic para velleda (punta gruesa)
  • Papel celo y blu-tac (moco/chicle adhesivo, vaya)
  • Kleenex
  • Cámara de fotos digital
  • Reproductos MP3 cargado de audiolibros y algunas canciones de las de conducir (niños, no lo hagáis en casa :-D ).
  • Ocasionalmente, un proyector LG y un trípode de cámara digital
  • Un limpiador de pantalla de portatil (pequeño artefacto con un borde de gamuza retractil)
  • Marcapáginas adhesivos (utiles para realizar votaciones en ausencia de sticky dots)
  • Montones de tarjetas de visita, profesionales y del blog
  • Una mini-linterna de leds
  • Un peine… Lo siento, pero a veces va uno con la moto a ver a un cliente y si no se atusa un poco al quitarse el casco parece el primo treintañero del neng de castefa :twisted:
  • Ocasionalmente, latas de caramelos del LIDL

Ah, sí… Y el portatil con su cargador, claro… ¿Que si pesa? Como un palet de ladrillos, la condenada… :-D

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Language Shyness y cultura corporativa

Sequía creativa, señores, acompañada de alta carga de trabajo (¡ole!). Me estoy obligando a escribir este artículo por aquello del comer y rascar, a ver si funciona, así que espero que seais benevolentes.

Al lío del título: no me acabo de acostumbrar al problema de idiomas que tenemos en España. No se trata ya de que la formación en idiomas sea nefasta, que lo es. No se trata de que nos parezca normal que un presidente del Gobierno (el de ahora y el de antes, ojo, que aquí no hacemos política) no sean capaces de mantener una mínima conversación de cortesía en la ONU sin un intérprete por medio. Es que es peor. Es que encima el que habla bien Inglés nos da risa.

Me jacto de hablar inglés bastante bien. Quien me conoce sabe que gusto poco de ponerme medallas, pero las que me corresponden me corresponden, y aparte de haberme formado en un colegio bilingüe en su día me tocó hasta lidiar con negociaciones de contratos bastante importantes con multinacionales en inglés, cosa que le curte a uno. Pero incluso siendo el que le sacaba las castañas del fuego a la empresa a la hora de negociar con los americanos, cada vez que tenía que hablar por teléfono en inglés mis compañeros de departamento se descojonaban partían de la risa y se dedicaban a imitarme en plan wachu-wari-wari. No me extraña que algunos compañeros, al hablar en inglés, bajasen la voz (con lo cual la comunicación, ya de por sí complicada por teléfono, se volvía poco menos que dantesca… De chiste de chiquito, vaya).

En normal entonces que muchos compatriotas sufran de language shyness: vergüenza a la hora de hablar en otro idioma. Incluso algunos que (me consta) tienen un buen nivel de comprensión y a los que no he oido pronunciar una palabra de inglés, ya dependiera de ello su sustento. Magnifico. Eso en un mundo en el que, nos guste o no, la información en Internet, los libros técnicos más punteros, los discursos de personalidades de nivel internacional y demás recursos de crucial importancia están en inglés.

Como reflejaba hace poco en una cita, una cultura sólida se come con patatas cualquier estrategia, pero esto funciona en los dos sentidos. Ya podemos subvencionar todos los cursos de idiomas en la empresa que queramos, que mientras la cultura imperante sea la de reirse del que prospera…

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¿Adsl sí o no?

Parece mentira que todo un consultor en telecomunicaciones como el que suscribe tenga dudas sobre una chorrada semejante. Un caso claro de “en casa del herrero, cuchara de palo”. El caso es que todas las personas que vamos a trabajar en la oficina de Proyectalis, por lo menos durante una buena temporada, vamos a tener portatil, móvil y 3G. Hasta ahora no ha habido un solo mes en el que me haya pasado del giga que viene incluido con la oferta del 3G, aunque quizás ahora que empiezo a trabajar más tiempo en la oficina que en casa (donde tengo ADSL y WiFi) me lleve alguna desagradable sorpresa.

El caso es que en este escenario no se si me merece la pena poner en la oficina una línea fija y un ADSL. Se que es poco dinero, pero es una cuestión de principios y de administración. Los 3G no son sustituibles: son nuestra conexión cuando estamos viajando o en el cliente, y son, junto con el ADSL en casa, la piedra angular de la flexibilidad de horarios. El sector más reaccionario de los empresarios me aconseja dos cosas que no acabo de compartir:

  • Un número fijo de teléfono te da más seriedad (ya, y los clientes empezarán a llamarme al fijo para ahorrarse unos céntimos, que de todo hay en la viña del señor, y como uno y sus secuaces dan más vueltas que el baul de la piquer ocurrirá que nadie contestará al teléfono de la oficina…Muy serio :-D ).
  • Pon ADSL en vez de 3G y así tendrás a la gente más tiempo en la oficina (como si mis clientes me pagasen por tener gente atada a la mesa… Y desde luego no es el tipo de empresa que quiero crear).
  • Necesitarás el teléfono para el fax (pues no: a ver si entre todos conseguimos erradicar la lacra del fax de la faz de la tierra de una vez por todas, hombre, que estamos ya en el 2008 y tienen e-mail hasta las plantas).

En la parte de los contras, tengo un servidor (CVS, entorno de desarrollo, servidor de ficheros y poco más) sobre Kubuntu que no tendría conexión a Internet (salvo a través de un WiFi de Jazztel abierto y sin contraseña de un vecino, pero no me parece muy sensato :-D ). Conforme vayamos subiendo personal y entre gente de un perfil más administrativo o “currela” ;-) , a lo mejor si es necesario poner líneas fijas y ADSL, pero hoy por hoy no acabo de verlo.

¿Como lo véis? ¿Experiencias a favor o en contra?

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Varias novedades

Y aquí seguimos para Bingo. La creación de la SL, la oficina, el proceso de selección que tengo en marcha, varios proyectos, viajes… He tenido que utilizar el enfoque de Agile cuando los proyectos comienzan a salirse de madre por la introducción de nuevos requerimientos, cambios e incertidumbre y he optado por renegociar el scope… Jejeje… Que friki que soy :twisted:

En cristiano: que he empezado a centrar, priorizar y abandonar aquellas labores que menos me aportan. Y en la criba se ha caido mi colaboración con El Blog Salmón. Ohhh…Lazzztima. Justo ahora que se incorporaba Enrique era un buen momento, aunque sinceramente me hubiera apetecido trabajar con él una temporadita, aunque fuese en “asíncrono”. ;-)

Alguna novedad más: me he apuntado a XP 2008. Dado que cada vez tengo más porcentaje de negocio ligado a Agile, Scrum, Lean y todo el mundillo de los nuevos enfoques estratégicos y productivos en la industria del software, creo que es una buena oportunidad para pulsar un poco lo que se está haciendo en otros países y por donde tira el mercado. Por cierto, ni un ponente Español en el evento, ¡shame on us! Si alguien se está planteando asistir, que se ponga en contacto conmigo y haremos lobby ;-)

Más cositas: me planteo asistir al Iniciador de la semana que viene, pero coincide con la feria de Sevilla y no se qué tal andarán los AVE’s. Tengo una entrevista pendiente con una empresa de Madrid y podría aprovechar para hacer seguimiento de un par de oportunidades que tengo languideciendo por allí… No se, no se. Tomaré la decisión en el último momento responsable (¿se nota que estoy repasando Lean? ;-) )

Por lo demás, uno de los objetivos en la purga de labores que he hecho es dedicarme un poco más al blog, ya que los últimos artículos han despertado bastante interés, pero la frecuencia de publicación está sufriendo demasiado. Espero que sigáis atentos los próximos días, que tengo un montón de temas pendientes ;-)

Nos leemos…

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I personally just encourage people to switch to KDE. This ‘users are idiots, and are confused by functionality‘ mentality of Gnome is a disease. If you think your users are idiots, only idiots will use it. I don’t use Gnome, because in striving to be simple, it has long since reached the point where it simply doesn’t do what I need it to do. Please, just tell people to use KDE.”

Es un crack, no se puede negar. Os recuerdo esta otra entrada memorable del creador de Linux. Más info por aquí.

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Culture eats strategy for breakfast”

Mark Fields, responsable del proceso de cambio en Ford Motor Company.

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Ni chapa

Una de las muchas y alarmantes constantes que me encuentro en los cursos y demás actividades que hacemos relacionadas con la gestión de equipos y proyectos es que siempre hay alguien que pregunta algo así como “Todo esto de la motivación está muy bien, pero ¿qué hacemos si un empleado se pasa el día sin dar un palo al agua?“. 8O

He de confesar que las primeras veces que me enfrenté a este tipo de cuestiones no me lo podía ni creer. Mi reacción fue la ya conocida por estas páginas como “conejo alumbrado por faros de camión“: no sabía si saltar a la derecha, saltar a la izquierda o encomendarme al Sagrado Monstruo Volador de Espagueti (alabado sea su tallarinesco apéndice). Vamos, que me pensaba que me estaban filmando con cámara oculta. Pero meditándolo posteriormente me di cuenta de que también ha sido una constante en mi devenir laboral la existencia de algún que otro (a veces multitud de ellos) elemento nichapante. El típico tío que no se suele meter con nadie, pero que nadie sabe muy bien a qué dedica su día ni cuáles son sus funciones, y que en cuanto se le intenta sorprender con un passing-brown despliega un envidiable arsenal de excusas y justificaciones para, en última instancia, seguir haciendo nichaping.

Ahora en serio, en mi humilde opinión este tipo de personajes son como un cancer para la empresa. Y digo cancer porque los jodíos metastatizan. Se extienden. Mucha gente se harta de partirse el lomo luchando por la empresa para ver como a final de mes el vago de turno se lo lleva igual de calentito que ellos (a veces más), e incluso en multitud de casos que conozco, les toca la misma cantidad de bonos o incentivos que al resto. La única explicación que se me ocurre para esto último, y es algo en lo que abundaré en un par de párrafos, es que los jefes huyen del enfrentamiento o la confrontación y piensan que “café para todos” es la política más democrática, pacifista y buenrrollista. Error. Craso error. Postdata para mi mismo: hablar un día del buenrrollismo como estrategia de gestión :-D

Así pues, hecha la desagradable metáfora, ¿cómo enfocamos un cancer en la empresa? Bien, de nuevo en mi humilde opinión, habría que empezar por una serie de sesiones de radioterapia y quimioterapia. A veces ocurre que el compañero nichapante o conflictivo manifiesta los síntomas de una falta de confianza, un exceso de perspectivas al respecto de su rendimiento, falta de preparación o la falta de compromiso con el equipo, el proyecto o la compañía. A veces se trata simplemente de que la persona no sabe lo que esperan de ella. En estos casos se pueden diseñar tratamientos: definición correcta de las responsabilidades, objetivos y expectativas del cargo, formación de la persona para que alcance el rendimiento esperado, coaching, team-building… No se puede empezar con las medidas de presión si primero no hemos agotado las vías constructivas. Es de cajón.

Pero a veces ocurre que si quieres arroz Catalina. Que no. Que nasti. Que no hay manera. Y en estos casos, sorpréndome, todavía la gente se pregunta “¿qué hacemos?”. Bien, la siguiente fase del proceso oncológico es la extirpación quirurgica. Esto no siempre quiere decir a la puñetera calle. A veces basta con reasignar esta persona a otro departamento, grupo de trabajo o proyecto en el que se sienta más a gusto. En este tipo de movimientos es necesaria una elevada dosis de comunicación con la persona para que entienda que no se trata de un castigo o una penalización, pero que también entienda que es el primer toque de clarines. Si con todo esto seguimos mal… Pues señores, ¿a qué estamos esperando?

La empresa es un ente que funciona en un mercado determinado. Y los mercados son, por definición, eficientes. La propia empresa es de hecho un mercado y debería ser tan eficiente como fuera posible. Las personas trabajan para la empresa, en vez de dedicarse a la contemplación de la naturaleza y a hablar con Diox, porque les pagan por ello. Si no reciben la suficiente cantidad de dinero por su trabajo, rendimiento y talento, probablemente acaben encontrando otras empresas que sí les paguen lo suficiente, y así se van creando los niveles salariales en función de la disponibilidad del perfil y el rendimiento de la persona. Ahora bien: ¿Qué pasa si el empleado no aporta la cantidad de trabajo esperada por el salario ofrecido y sin embargo la empresa no prescinde de él? Pues señores, es de libro: se produce una pérdida de eficiencia que, en última instancia, paga la empresa, o sea todos los demás, que son los que van a tener que cargar con el hueco de trabajo no generado o, en el peor de los casos, con el cierre de la empresa por poco competitiva.

Y si esto está tan claro, ¿Por qué los gerente sistemáticamente se enfrentan a la duda sobre qué hacer con estas personas? Típicamente, por miedo o aversión a la muy desagradable tarea de echarse a una persona a la cara y decirle que está en la calle. Que lo entiendo. Que a nadie le gusta a menos que sea un sociópata (que los hay, oiga, yo los he visto :-D ). Pero que alguien tiene que hacerlo, y no puede uno aceptar la carga de la dirección pero limpiándole las partes que no gustan. Yo mandar sí, y cobrar también, pero responsabilidades desgradable no, mirusté. Pues magnífico.

En otros casos ocurre que el gerente en cuestión se enfrenta a la tarea de rellenar el hueco que dejaría esta persona, y se le antoja una tarea imposible o suficientemente dura como para preferir el “mal menor” de aguantar con el elemento nichapante (también conocido en el argot de un buen amigo como “saco terrero” :-D ). Pues error. El “mal menor” es aguantar dos o tres meses sin esta persona y echarle horas al proceso de selección. O incluso apechugar con una persona menos y repartir su salrio en forma de bonos e incentivos entre el resto del equipo. El mal mayor es que esta persona siga minando la productividad de la empresa y la moral de sus compañeros, estableciendo además un mensaje muy claro para todos los trabajadores: “no passsa nada si no das ni chapa, aquí no echamos a nadie”.

Más razones: el buenrrollismo. Que no se estrese la gente pensando que la pueden echar. Vease el argumento anterior.

Otra razón más: la estrategia aerostático-maquiavélica. En estos casos (pocos los que he visto, pero notables todos ellos) uno se carga de una cierta cantidad de lastre para que, cuando lleguen los periodos de vacas flacas (que en ciertos sectores son cíclicos), poder desprenderse de los mencionados sacos terreros justificando por un lado el recorte de personal pero sin perder por el otro productividad y capacidad.

Y otra más: “no depende de mí”, estrategia reactiva, también conocida como lloriqueo vulgar. El gerente en cuestión no tiene autoridad para despedir al elemento nichapante. Esta es fácil: comuníqueselo a quien sí tenga la responsabilidad. Si no reacciona, comience a disminuir sus previsiones de producción, justificándose en la influencia negativa de esta persona. Si aun así no passsa nada, búsquese otra empresa, esa no le conviene.

Por último, una salvedad: if you pay penauts, you’ll only get monkeys. O lo que es lo mismo: si pagas por debajo del mercado, obtendrás perfiles por debajo del mercado. Pero tener a gente a precio de mercado y produciendo por debajo…Pues mire usted, no.

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Resultados a corto

A las pocas semanas de empezar en uno de mis primeros trabajos, cuando todavía casi no había dejado el cascarón de la Universidad, el presidente de la empresa, una operadora de cable, nos reunió a todos para darnos una charla supuestamente motivacional. Las dos perlas que el caballero, consejero de una importante caja de ahorros, nos soltó a los trabajadores y directivos de la empresa fueron, literalmente, las siguientes:

  • Sois un equipo joven. Si la empresa no funciona no os costará encontrar trabajo en otro sitio
  • En esto de las telecomunicaciones todo el mundo habla de los resultados a largo plazo. Pero como dijo Keynes, a largo plazo todos muertos. Así que enfocaos en tres cosas: resultados a corto, resultados a corto y resultados a corto”.

Aun me pregunto como este hombre llegó a donde llegó con semejantes planteamientos. Quizás tenía sus razones para darnos este discurso cuando en realidad pensaba otras cosas a nivel teórico, pero eso creo que no llegaré a saberlo nunca. En cualquier caso: error. Craso error.

Llevo muchos días dándole vueltas al concepto de los resultados a corto plazo. El cerebro humano es una máquina rara y maravillosa, pero tiene tendencia a intentar guardar círculos en cajas cuadradas, y pasa lo que pasa. Esas cajas se llaman paradigmas, y cuando creas uno nuevo empiezas a aplicarlo a todo lo que se te presenta. Café para todo. Quizás por eso últimamente veo tantos ejemplos de decisiones incorrectas tomadas en pro de los resultados a corto.

Por ejemplo: hace unos días me sorprendo con la noticia de que un Ayuntamiento (no recuerdo cual) está pagando a los estudiantes un euro por cada hora pasada estudiando en las bibliotecas y salas de estudio de los institutos. Cojonudo. El resultado a corto está logrado: aulas llenas. Alumnos estudiando. El resultado a largo plazo es una generación entera que no entenderá el significado de esforzarse para conseguir las cosas o de sacrificarse en pro de un buen futuro. ¿Quieres que me esfuerce? Págame. ¿Quieres que estudie? Págame. ¿Quieres que aprenda cosas nuevas? Págame.

En otra organización, próxima a mi trabajo, la consigna reciente ha sido “que no salgan a la luz los errores”. El resultado a corto es estupendo: cero errores reportados. El resultado a largo plazo es que los errores se van acumulando, los procesos se van viciando y la organización se va corrompiendo como un gran iceberg de estiercol flotando a la deriva. Alguien acabará chocando con él, y a ver qué hacemos ese día.

Todo esto de conseguir resultados a corto plazo lo suelo ilustrar en los cursos y talleres de una manera muy gráfica: un equipo de exploradores que va talando un camino por la selva, cuando desde un helicóptero alguien les dice “¡Eh! ¡Ha habido un error! ¡Estais en la selva equivocada!”. Y su respuesta es “¡Callaos, los del helicóptero! ¿No veis que estamos consiguiendo un gran avance?…”.

Supongo que todo esto se me ocurre también porque ando liado en un par de proyectos que engloban el uso de la planificación estratégica: definir, en el marco de los valores, la visión y la misión de la organización, cuáles son los principales objetivos a medio y largo plazo y, en función de las líneas de acción necesarias para alcanzar dichos objetivos, definir los movimientos tácticos, es decir, los resultados a corto. Y no al revés.

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