No puedo decir que me encuentre totalmente en contra de las subvenciones. Creo que hay determinadas actividades que no resultan rentables a medio plazo (o son por definición deficitarias) pero que conllevan un importante beneficio para el conjunto de la sociedad o aportan competitividad a largo plazo, como puedan ser por ejemplo las acciones sociales o los esfuerzos en investigación, desarrollo e innovación. En estos casos, creo que es más que justo que la administración, como organo ejecutivo de la sociedad que se beneficia de tales esfuerzos, destine parte de sus recursos a financiar o subvencionar estos esfuerzos.
Pero en otros casos las subvenciones restan competitividad: Grandes empresas, sobre todo las más cercanas a las administraciones, tienen mucho más facil justificar inversiones multimillonarias (que en muchos casos no se producen, o bien se destinan a fines muy distintos de los justificados de cara a la recepción de las subvenciones) y soportar los dilatados plazos hasta que dichas subvenciones se reciben. Ante esta situación, los pequeños empresarios se encuentran claramente en inferioridad de condiciones: Cuando pueden accede a alguna ayuda, suelen ser cantidades ridículas que muchas veces no merecen el trámite administrativo (¿alguien me puede decir qué diferencia marca una subvención de 3.000 euros a la hora de crear una empresa?). Es más, no solo no pueden acceder a dichas ayudas sino que deben competir con las grandes, que además son subvencionadas. Al final, se pierde competitividad, puesto que las pequeñas, ágiles e innovadoras empresas se ven obligadas a renunciar y, en muchas ocasiones, los empresarios acaban llamando a la puerta de estas grandes para acabar como asalariados de las mismas.
Antes de formaros una opinión definitiva, os recomiendo el artículo de Juan Freire en Alamut sobre el manifiesto de apoyo a la sociedad de la información emitido por el gobierno gallego, algo que recuerda mucho a la “segunda modernización” promulgada en Andalucía.
Si realmente las cosas son como Juan las ve y yo las intuyo, ¿Que opciones quedan para fortalecer y modernizar las regiones? Siempre acabamos en el mismo sitio: Promoción de la cultura emprendedora. Y la gente no va a emprender porque les des 3.000 euros y una oficina barata mientras la sociedad les siga mirando como si fueran idiotas (“hijo mío, hazte funcionario”) y los bancos como si fueran delincuentes…